En el marchador lo más importante es la frecuencia de movimiento que pueda conseguir.
Esta frecuencia está influenciada (en gran medida) por la frecuencia de tren superior que logremos alcanzar y mantener. El logro de una gran frecuencia en el tren superior (brazos y hombros) no es problema, pues dichas extremidades están musculadas de un modo bastante simétrico en el plano vertical perpendicular al sentido del avance.
En pocas palabras: se pueden mover los brazos igual de rápidos hacia atrás que hacia adelante. Sin embargo en las piernas (tren inferior) esto no es así. Esto es debido a que la musculatura que componen las piernas está mucho más desarrollada hacia el avance (empujar) que hacia el retroceso (caminar hacia atrás).
Esto se percibe claramente en la carrera, que no es más que una sucesión de saltos hacia adelante encadenados y sincronizados.
Pero entonces llegamos a la marcha, y aquí viene el problema. La potencia de avance del marchador siempre va a ser suficiente y hasta sobrada, pues la pierna solo necesita empujar el cuerpo hacia delante y no elevarlo e impulsarlo a través del aire (técnica de carrera).
Por lo tanto, los ejercicios destinados a mejorar la potencia del marchador a base de empujes (por ejemplo, arrastres) solo van a mejorar ligeramente su velocidad. Van a conseguir más potencia de empuje, pero el problema n.º 1 de marchador para aumentar su velocidad de marcha no es tanto su potencia sino su frecuencia de piernas.
Y aquí llegamos al quid de la cuestión:
La limitación de la frecuencia de piernas del marchador se concentra en el movimiento de la pierna hacia delante y los músculos que ello implica (principalmente psoas y caderas).
Como se puede observar fácilmente en un atlas de anatomía humana, los músculos destinados a llevar la pierna hacia atrás son muy grandes y fuertes, pero los mismos encargados de impulsar la pierna hacia delante son muy pequeños en comparación con el trabajo que deben realizar multiplicado por el momento de inercia que representa la longitud de la pierna.
Esto es normal, pues donde se ejecuta más este movimiento de lanzar la pierna hacia adelante es caminando, pero ningún hombre camina demasiado aprisa normalmente!. Cuando necesita ir muy deprisa, el hombre cambia a la carrera y aquí ya no es tan importante la frecuencia de recogida de la pierna, sino la gran potencia para impulsar saltos largos encadenados durante un tiempo que también puede ser largo.
La marcha (que es un tipo de técnica de desplazamiento totalmente artificial) SI REQUIERE de una recogida de pierna muy rápida, por cuanto su mecánica de movimiento es prácticamente simétrica (se recorre el mismo ángulo hacia atrás que hacia adelante teniendo como centro el eje del cuerpo).
Así tenemos, como consecuencia que el límite de frecuencia de piernas de un marchador va a estar determinado siempre por el grado de entrenamiento y desarrollo de los músculos encargados de recoger y lanzar hacia adelante a las piernas (principalmente psoas y caderas), y esos son precisamente los músculos a preparar y potenciar.
Conclusión: si queremos ganar velocidad en un marchador deberemos conseguir una gran potencia y velocidad de recogida del tren inferior (o sea, toda la fase que comprende la recogida de la pierna atrás y su lanzamiento hasta que talona en el suelo). Es precisamente lo contrario de lo que se hace normalmente, no hay que trabajar tanto el empuje (arrastres y demás) sino la recogida y lanzamiento posterior.
Esto explica el porqué se producen unos beneficios tan inmediatos y cuantiosos en los entrenamientos efectuados con tobilleras lastradas.
El beneficio de las tobilleras lastradas no consiste en el mayor peso o carga que ha de hacer avanzar el marchador y por tanto su mejora de potencia de avance, sino en el potenciamiento que genera en los músculos de recogida y lanzamiento al multiplicar el momento de inercia de la extremidad.
Una clave: los ejercicios de marcha con tobilleras se han de efectuar a velocidades análogas a las de ritmo de competición (una vez habituados a los primeros ejercicios de aclimatación). Y esto es así porque no estamos buscando una mayor potencia de arrastre del marchador, sino una mayor eficiencia en la traslación de la pierna hacia delante (manteniendo la frecuencia base, lo cual redundará en una mejora de la frecuencia al suprimir las tobilleras).
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